fluye

parece que todos damos por sentado que yo estuve aquí antes. Antes de que tu leas este texto, quiero decir. Como si la historia se escribiese siempre hacia delante en una especie de dinámica causal. Como las raíces están abajo y las ramas arriba, como los frutos son el colmo del esfuerzo y las flores la manifestación de la belleza. El agua fluye, y siempre hacia delante...

Yo te quiero hacia atrás; cuando este barco se dirige hacia la orilla. Asi que no puede ser que se dirija al futuro.
El pasado viene a buscarnos, hacia él vamos


te estoy esperando en el apeadero, no olvides contarme lo que has leído. Tengo que escribirlo antes de que la luz se apague.

lo que prevalece

un microclima, me dijo. Que permite darte el primer baño para San José en el mes de marzo y el último en noviembre o diciembre. Tener un apartamento en La Manga es poder disfrutar de la playa todo el año. En el mar: barcos fenicios, griegos, romanos, ¡y un caza! que al parecer se cayó al agua y que nunca sacaron. Estas aguas han visto muchos tesoros, pero de todos ellos,  el tesoro natural es el que prevalece. En el fondo del fondo. En las raíces de todo lo vivo. En los capilares minúsculos de las algas que ondulan… en su imaginación. Al mismo ritmo, el canto de esa mujer palestina también ondula entre bombas y alambradas cuando tiende la ropa en la azotea. Está prohibido tender ropa en las terrazas, la colada distrae el golpe del jugador de golf que falla y hunde al mundo en la miseria.

esta historia empieza allí donde los cabos se encuentran. Entre los múltiples pedazos de la voz de Tom Waits, cuando en su canción dice: way down in the hole. Justo allí. Agárrate fuerte a la nada, te llevo.

la caída

que todos nos hemos caído alguna vez, aunque sea en sueños. Vamos andando por terreno firme y de repente uno de nuestros pies se apoya en el vacío. Horizontal, la pierna no encuentra apoyo y sacude nuestro cuerpo, en una caída brusca al vacío del miedo, de la inseguridad. Nuestra materia vuelca, a nivel molecular. Caerse en sueños es mucho más violento que caerse por la calle, uno cae en horizontal, en un descenso infinito. He aquí el primer panel de esta historia, en letras grandes de imprenta puedo leer: MANTENGA LOS PIES EN EL SUELO. Y lo leo justamente ahora, que me encuentro en un barco, flotando sobre una infinidad de metros cúbicos de agua. Mis pies sienten la escueta distancia que separa mi cuerpo de la enorme masa. Mis pies no saben en este momento donde está "el suelo". El suelo es algo abstracto, es tan subjetivo como inaprensible. El suelo no existe. En el fondo no hay nada, lo único que hay es: caída.